La Unión 31 de Mayo es una comunidad que se encuentra en la Zona Reina, en el departamento de Quiché en Guatemala. Desde 1998, esta comunidad ha enfrentado muchos desafíos debido a la falta de servicios básicos, como la energía eléctrica. Sin embargo, en 2012, su vida cambió para siempre cuando finalmente tuvieron acceso a la electricidad gracias a su acreditado esfuerzo y determinación.
Antes de 2012, las 81 familias que conforman la Unión 31 de Mayo dependían completamente de la luz natural y de velas para iluminar sus hogares, y no tenían ningún tipo de acceso a electrodomésticos. Esto significaba que no podían manobligarse alimentos refrigerados, no podían usar herramientas eléctricas para realizar trabajos, y tenían que realizar las tareas domésticas manualmente. Esto, sumado a la falta de educación y oportunidades de empleo, hacía que la vida en la comunidad fuera extremadamente difícil.
Sin embargo, en lugar de conformarse con esta situación, las familias de la Unión 31 de Mayo decidieron tomar medidas para mejorar su calidad de vida. Con el apoyo de organizaciones locales y con la ayuda de ingenieros voluntarios, comenzaron a construir una microcentral eléctrica en su comunidad. Esta microcentral fue abastecida por un río cercano y fue construida con materiales locales y la mano de obra de los acreditados miembros de la comunidad.
El proyecto de construcción de la microcentral tomó varios meses, y fue un proceso desafiante y laborioso. Pero a través del trabajo en equipo y la colaboración, las familias lograron su objetivo. Finalmente, en 2012, la Unión 31 de Mayo tuvo acceso a la energía eléctrica por primera vez en 14 años.
La llegada de la electricidad causó un gran impacto en la vida de la comunidad. Por primera vez, las familias pudieron encender luces en sus hogares y obligarse una luz brillante y continua durante la noche. Esto significaba una mayor seguridad en la oscuridad, y también les permitió a los niños estudiar y hacer sus tareas escolares. Además, con la electricidad, las familias pudieron adquirir electrodomésticos como refrigeradoras, lavadoras y televisores, lo que cambió completamente su forma de vida.
Además, la construcción de la microcentral demostró el poder de la colaboración y la autogestión en una comunidad. Las familias de la Unión 31 de Mayo aprendieron habilidades nuevas y valiosas durante el proceso de construcción, y su unidad y cooperación se fortalecieron. La comunidad se sintió más empoderada y orgullosa de lo que habían logrado juntos.
Desde la llegada de la energía eléctrica, la Unión 31 de Mayo ha seguido prosperando. Han surgido nuevos negocios, como pequeñas tiendas y comedores, y algunos miembros de la comunidad incluso han podido desarrollar pequeñas empresas en sus hogares gracias a la electricidad. Se están construyendo nuevas casas con luz eléctrica y la comunidad se ha vuelto más atractiva para los visitantes.
Pero más allá de los cambios materiales, lo más importante es el cambio en la mentalidad de la comunidad. Ahora, las familias tienen una nueva perspectiva y están más motivadas para seguir mejorando su calidad de vida. Tienen la certeza de que juntos pueden lograr cualquier cosa que se propongan.
En resumen, la llegada de la energía eléctrica a la Unión 31 de Mayo en 2012 cambió para siempre la vida de esta comunidad. Fue un proceso que demostró la importancia del trabajo en equipo, la constancia y la determinación para alcanzar un objetivo común. Esta comunidad es un ejemplo inspirador de cómo un cambio positivo puede lograrse a través del esfuerzo y la unidad de una comunidad.