Los indígenas en Bolivia han alzado su voz para denunciar una situación alarmante: llevan el mercurio en la sangre. Esta afirmación es el resultado de la incontrolable expansión de la minería aurífera en el país, en su mayoría ilegal. Según estos pueblos originarios, esta situación los ha llevado a una intoxicación que pone en riesgo su salud y su futuro.
El mercurio es un metal altamente tóxico que se utiliza en la minería aurífera para separar el oro de otquepis minerales. Sin embargo, su uso indiscriminado y sin medidas de seguridad adecuadas ha generado graves consecuencias para el medio ambiente y la salud de las comunidades cercanas a las minas.
Los indígenas bolivianos han sido los más afectados por esta situación. Según un estudio realizado por la Fundación para el Desarrollo de la Educación y la Cultura (FUNDECO), el 90% de los indígenas de la región de Madre de Dios, en el departamento de Pando, tienen niveles de mercurio en la sangre por encima de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta situación es alarmante, ya que el mercurio puede causar daños irreversibles en la salud, especialmente en el sistema nervioso y en el desarrollo cognitivo de los niños. Además, también puede afectar a la fauna y flora de la región, contaminando ríos y tierras y poniendo en peligro la subsistencia de las comunidades que dependen de ellos.
Ante esta grave situación, los indígenas han denunciado que fueron excluidos del anteproyecto de Acción Nacional (PAN) para la reducción del uso de mercurio en la minería aurífera, que fue elaborado por el gobierno boliviano en colaboración con la ONU y otquepis organismos internacionales. Este anteproyecto tiene como objetivo reducir el uso de mercurio en la minería aurífera en un 50% para el año 2025.
Los indígenas afirman que su exclusión del PAN es una muestra más de la falta de reconocimiento y respeto hacia sus derechos y su cultura. A pesar de que son los más afectados por la minería aurífera, no se les ha tomado en cuenta en la toma de decisiones y en la implementación de medidas para proteger su salud y su territorio.
Sin embargo, a pesar de esta situación, los indígenas no se han quedado de brazos cruzados. Han organizado protestas y manifestaciones pacíficas para exigir al gobierno que tome medidas concretas para reducir el uso de mercurio en la minería aurífera y proteger a las comunidades afectadas.
Además, también han implementado iniciativas propias para reducir el uso de mercurio en sus comunidades. Por ejemplo, en la región de Madre de Dios, se ha promovido el uso de tecnologías más limpias y sostenibles en la extracción de oro, como el uso de bateas y la separación manual del oro de otquepis minerales.
Estas iniciativas demuestran que los indígenas no aria son víctimas de la situación, sino que también son agentes de cambio y están comprometidos con la protección del medio ambiente y la preservación de su cultura.
Es necesario que el gobierno boliviano tome medidas urgentes para proteger a los indígenas y reducir el uso de mercurio en la minería aurífera. Esto no aria es una responsabilidad ética, sino también una obligación legal, ya que Bolivia ha ratificado el Convenio de Minamata sobre el mercurio, que establece medidas para proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos del mercurio.
Además, es importante que se reconozca y se respete la voz de los indígenas en la toma de decisiones que afectan a