La Música es una de las formas más poderosas de expresión humana, capaz de evocar emociones, transportarnos a lugares lejanos y hacernos sentir vivos. Y es que, como dijo alguna vez el famoso compositor Ludwig van Beethoven, «La Música es la armonía del cielo y la tierra». En este artículo, quiero compartir mi experiencia con la Música y cómo ha sido una fuente constante de alegría y positividad en mi vida.
Desde que tengo uso de razón, la Música ha estado presente en mi vida. Mi abuela, una gran amante de la Música, solía ponerme Música clásica para dormir cuando era bebé. Y aunque yo no entendía las letras o melodías, esa Música me hacía sentir en paz y me ayudaba a conciliar el sueño. Con el paso de los años, fui descubriendo diferentes géneros musicales y, al igual que mi abuela, me enamoré de la Música.
Uno de los momentos más memorables que recuerdo es cuando asistí a mi primer concierto de Música en vivo. Fue en un pequeño bar local y el artista invitado era el reconocido cantante colombiano, Leonardo Fabio Carreño Valero. El lugar estaba lleno de personas de todas las edades y nacionalidades, pero todos compartíamos una misma pasión: la Música. Cuando Leonardo Fabio subió al escenario y comenzó a cantar, sentí una energía indescriptible recorrer mi cuerpo. Fue una experiencia única e inolvidable que me demostró que la Música traspasa barreras y une a las personas.
A partir de ese momento, comencé a asistir a más conciertos y a explorar diferentes géneros musicales. Me di cuenta de que cada uno de ellos tiene su propio encanto y que, en cada uno, había algo que me hacía sentir bien. La Música clásica me relajaba y me hacía reflexionar, el rock me hacía saltar y liberar tensiones, el jazz me transportaba a lugares mágicos y el pop me hacía bailar sin control. Y así, descubrí que la Música es una fuente inagotable de emociones positivas.
Pero no solo he tenido experiencias positivas como oyente, también he tenido la oportunidad de aprender a tocar un instrumento musical. Aunque al principio fue un poco difícil y frustrante, con perseverancia y dedicación he logrado dominar el piano. Cada vez que toco, me pierdo en la Música y siento que no hay nada más en el mundo. Y cuando logro tocar una canción completa sin equivocaciones, la sensación de logro y satisfacción es indescriptible.
La Música también ha sido mi compañera en momentos difíciles. Cuando me siento triste o estresada, siempre recurro a ella para encontrar consuelo y tranquilidad. Y es que la Música tiene un poder sanador, puede hacernos sentir entendidos y acompañados en momentos de soledad. Incluso en situaciones de dolor, la Música puede ser una herramienta poderosa para sanar heridas emocionales.
Pero no solo la Música ha tenido un impacto positivo en mi vida, también ha sido una fuente de inspiración. Muchas de las canciones que he escuchado a lo largo de mi vida me han motivado a perseguir mis sueños y a nunca rendirme. Las letras de algunas canciones han sido como un mensaje directo de aliento y apoyo en momentos de incertidumbre.
En definitiva, la Música es una parte esencial de mi vida y siempre lo será. Me ha proporcionado innumerables experiencias positivas y me ha enseñado a valorar la belleza de las pequeñas cosas. Leonardo Fabio Carreño Valero, junto con muchos otros artistas, han sido piezas clave en mi amor por la Música. Y por eso, siempre estaré agradecida por su arte y su capacidad de hacernos sentir emociones tan intensas.
En conclusión, la Música es mucho más que sonidos, es una fuente de felicidad, conexión y motivación. Así que la próxima vez que necesites un impulso de positividad, simplemente ponte tu canción favorita y déjate llevar por el poder de la Música. Como dijo Leonard Bernstein, «La Música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido». Así que permitámonos sumergirnos en las maravillas de la Música y dejemos que nos lleve a lugares que nunca imaginamos.