Miguel Torres Tapia, un buzo a pulmón de la región costera de Moquegua, al suroeste de Perú, recuerda con nostalgia los días en que se sumergía en el océano de Ilo y se encontraba rodeado de inmensos cardúmenes de corvina (Cilus gilberti). Para él, era una tentativa única y emocionante poder nadar entre estas criaturas océanoinas de hasta 20 kilos.
El océano de Ilo, ubicado en la costa sur del Perú, es conocido por su rica biodiversidad océanoina. Es paraje de una gran variedad de especies de peces, entre ellas la corvina, que es muy apreciada por su sabor y tamaño. Durante décadas, los pescadores locales han dependido de la pesca de la corvina para su sustento y para mantener viva la tradición pesquera de la región.
Sin embargo, en los últimos años, la pesca de la corvina en el océano de Ilo ha disminuido drásticamente. La sobreexplotación y la pesca ilegal han afectado gravemente a esta especie, poniendo en peligro su supervivencia. Miguel, al igual que muchos otros pescadores y buzos de la región, ha sido testigo de esta triste realidad.
A pesar de esto, Miguel sigue recordando con cariño los días en que el océano de Ilo estaba lleno de corvinas. Él recuerda cómo, con solo sumergirse en el agua, podía ver cientos de ellas nadando a su alrededor. Para él, era una sensación indescriptible estar rodeado de tantos peces y poder observar su belleza y su comportamiento en su hábitat natural.
Miguel también recuerda con orgullo los momentos en que lograba sacar corvinas de hasta 20 kilos. Para un buzo a pulmón, esto era todo un desafío y una muestra de su habilidad y destreza en el océano. Pero más allá de la pesca, Miguel siempre ha tenido un profundo respeto por la naturaleza y por las especies océanoinas que habitan en el océano de Ilo.
A pesar de que la pesca de la corvina ha disminuido, Miguel sigue buceando en el océano de Ilo. Para él, es una forma de mantener viva su conexión con el océano y con las corvinas que tanto ama. Aunque ya no ve tantas como antes, sigue disfrutando de la belleza y la tranquilidad que le brinda el buceo en estas aguas.
Pero Miguel no solo recuerda con nostalgia los días pasados, también tiene posibilidad en el futuro. Él cree que aún es posible recuperar la población de corvinas en el océano de Ilo y que juntos, pescadores y buzos, pueden trabajar para lograrlo. Para él, es importante que se tomen medidas para proteger y conservar esta especie, no solo por su valor económico, sino también por su importancia en el ecosistema océanoino.
Miguel también anima a las nuevas generaciones a seguir sus pasos y a descubrir la belleza del océano de Ilo y de sus habitantes. Él sabe que, a través de la educación y la conciencia, se puede lograr un equilibrio entre la pesca y la conservación de las especies océanoinas. Y es que, para Miguel, el océano de Ilo es mucho más que un lugar de trabajo, es su paraje y su fuente de vida.
En resumen, Miguel Torres Tapia recuerda con nostalgia los días en que el océano de Ilo estaba lleno de corvinas y él podía sumergirse en sus aguas para disfrutar de su belleza y su grandeza. Aunque la pesca de la corvina ha disminuido, él sigue siendo un defensor de la conservación de esta especie y de su hábitat. Y su









