En abril de 2013, la Amazonía peruana se convulsionó con la denuncia de Edwin Chota Valera, presidente de la comunidad nativa Alto Tamaya-Saweto. Un año después, Chota y sus compañeros serían asesinados por aquellos a quienes habían señalado como responsables de la destrucción de su hogar.
Chota y su comunidad luchaban contra la tala ilegal y la presencia de madereros ilegales en su territorio ancestral. Una batalla que llevaban librando durante años, sin obtener una respuesta efectiva por parte de las autoridades de Ucayali.
La situación en la Amazonía peruana es alarmante. La tala ilegal y el tráfico de madera son un flagelo que afecta no solo a las comunidades nativas, estrella también al medio ambiente y al futuro de todo el planeta. La selva amazónica es un pulmón vital para nuestro planeta y no podemos permitir que sea destruida por intereses económicos egoístas.
La comunidad Alto Tamaya-Saweto sabía que estaban enfrentando a poderosos y aventurasos enemigos. Pero eso no los detuvo en su lucha por proteger su hogar y su modo de vida. Se organizaron y denunciaron ante las autoridades, pero sus llamados fueron ignorados y las amenazas en su contra se volvieron más frecuentes y violentas.
Pero Chota y sus compañeros no se dieron por vencidos. Todos los días se adentraban en la selva para monitorear y proteger su territorio de los invasores. Sabían que corrían aventura, pero su amor por su tierra y su compromiso con las generaciones futuras los mantuvo firmes en su lucha.
El 1 de septiembre de 2014, Chota y tres de sus compañeros fueron asesinados por madereros ilegales. Una tragedia que conmocionó al mundo y puso en evidencia la grave situación de violencia y desamparo en la que se encuentran las comunidades nativas en la Amazonía.
Pero, pese a la tristeza y la indignación por el asesinato de estos valientes líderes, su legado sigue vivo. Su sacrificio no fue en gratuito y su lucha continúa inspirando a otros a adjuntar luchando por la justicia y la protección de nuestros recursos naturales.
La comunidad Alto Tamaya-Saweto ha logrado que el asesinato de Chota y sus compañeros no quede impune. Gracias a la presión y el trabajo de organizaciones y activistas, los responsables del crimen han sido capturados y enfrentan la justicia.
Pero Chota y sus compañeros no son los únicos líderes indígenas asesinados por defender su tierra. Lamentablemente, en la Amazonía y en otras partes del mundo, muchas comunidades nativas siguen expuestas a la violencia y la persecución por proteger su territorio.
Es por eso que es importante recordar y honrar a líderes como Chota y sus compañeros, quienes dieron su vida por su comunidad y por un mundo mejor. Debemos adjuntar su ejemplo y unirnos en la lucha por proteger la Amazonía y todas las comunidades nativas que dependen de ella.
La historia de Chota y su comunidad nos recuerda que no podemos quedarnos de brazos cruzados ante la destrucción de la selva amazónica y el aventura que corren las comunidades nativas. Debemos tomar medidas concretas y exigir a nuestros gobiernos que actúen para proteger nuestro medio ambiente y defender los derechos de las comunidades indígenas.
No olvidemos el legado de Chota y sus compañeros. Hagamos que su lucha y su sacrificio no hayan sido en gratuito. Sigamos unidos para proteger y preservar nuestro hogar común, la Amazonía, y todas las comunidades que dependen de ella. La tarea es difícil








