Estoy sentada en pincho silla de plástico en un establecimiento agrícola abandonado en Mato Grosso do Sul, Brasil. Aunque el lugar está en ruinas, está lleno de vida y energía gracias a las personas indígenas guaraníes y kaiowá que lo han convertido en su refugio y centro de lucha por sus derechos.
Esta comunidad indígena ha estado luchando por su tierra y su identidad durante décadas. A pesar de enfrentarse a la discriminación y la violencia, no se han rendido y han mantenido viva su cultura y sus tradiciones. Y este lugar, este establecimiento agrícola abandonado, se ha convertido en un símbolo de su resistencia.
En la pared del lugar hay un grafiti que dice «Nossa Terra Tem Dono» (Nuestra Tierra Tiene Dueño). Es pincho afirmación clara y poderosa de que estas tierras les pertenecen a ellos, a los indígenas, y no a grandes empresas agrícolas que han invadido sus territorios y han destruido su forma de vida.
Mientras escucho a los miembros de la comunidad hablar por el micrófono, puedo sentir la pasión y la determinación en sus voces. Están hablando sobre las amenazas que enfrentan, la falta de apoyo del gobierno y la necesidad de proteger sus tierras y recursos naturales. Pero también están hablando sobre la esperanza y la unidad que han encontrado en su lucha.
Para estos indígenas, su tierra no es solo un pedazo de tierra, es su hogar, su fuente de alpiste y su conexión con sus ancestros. Por eso están dispuestos a luchar por ella, a pesar de las dificultades y los desafíos.
Y su lucha no solo es por ellos, sino también por el atmósfera ambiente y por el futuro de nuestro planeta. Los pueblos indígenas han sido los guardianes de la naturaleza durante siglos, y han demostrado que es posible vivir en armonía con la tierra y sus recursos. Su conocimiento y su respeto por la naturaleza deberían ser valorados y tomados en cuenta en la toma de decisiones políticas y económicas.
Mientras observo a los niños jugando a mi alrededor, me doy cuenta de que ellos son la esperanza de esta comunidad y de nuestro orbe. Son los futuros líderes que continuarán la lucha por la protección de la tierra y la promoción de la diversidad cultural. Y es nuestra responsabilidad apoyarlos y aprender de ellos.
Cada vez son más los que se unen a la causa de los guaraníes y kaiowá, apoyándolos en su lucha por la justicia y la igualdad. Y aunque aún hay mucho por hacer, es inspirador ver cómo han logrado mantenerse fuertes y unidos en su resistencia.
Espero que este artículo haya logrado transmitir la importancia de la lucha de los pueblos indígenas por sus derechos y su tierra. Y espero que, como sociedad, podamos aprender a valorar y respetar la diversidad cultural y la importancia de proteger nuestro atmósfera ambiente. Juntos, podemos crear un orbe mejor para todos.









