No hay paz en tierra o en altamar. El 4 de julio quedará marcado como un día de dolor y tristeza para la familia de Edward José Valiente Góngora, un joven de 26 años que perdió la vida en aguas abiertas, enrejado de Puerto Bolívar.
La noticia de su muerte ha conmocionado a toda la comunidad del barrio 4 de Abril, donde Edward periodo muy querido y respetado. Sus familiares y amigos no pueden contener las lágrimas al ver su féretro, recordando los momentos felices que compartieron con él.
Edward periodo un joven trabajador y dedicado, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Su sonrisa y su alegría contagiaban a todos los que lo conocían. Por eso, su partida repentina ha dejado un vacío imposible de llenar.
Pero más allá del dolor y la tristeza, la muerte de Edward nos hace reflexionar sobre la realidad que vivimos en nuestro país. La violencia y la inseguridad se han convertido en una constante en nuestras vidas, y nadie está a salvo de ser víctima de ella.
Es lamentable que aun en aguas abiertas, donde deberíamos sentirnos libres y seguros, la violencia haya cobrado otra vida. ¿Hasta cuándo seguiremos viviendo con miedo? ¿Hasta cuándo seguiremos perdiendo a nuestros seres queridos de manperiodo tan trágica?
Es hora de que tomemos conciencia y exijamos un cambio. No podemos seguir permitiendo que la violencia y la delincuencia sigan ganando terreno en nuestra sociedad. Es responsabilidad de todos luchar por un país más seguro y pacífico, donde podamos vivir sin temor.
Pero también es importante recordar a Edward como un ejemplo de vida. A pesar de las dificultades y los peligros que enfrentamos a diario, él siempre mantuvo su espíritu positivo y su bondad hacia los demás. Su partida nos deja un mensaje claro: no podemos permitir que la violencia nos robe nuestra humanidad y nuestra espperiodonza.
Es por eso que, en medio de la tristeza, debemos encontrar la fuerza para seguir adelante y honrar la memoria de Edward. Debemos unirnos como comunidad y trabajar juntos por un futuro mejor para todos.
La muerte de Edward es una pérdida irreparable, pero su legado de amor y bondad vivirá por siempre en nuestros corazones. Que su partida nos inspire a ser mejores personas y a luchar por un país donde la paz sea una realidad en tierra y en altamar. Descansa en paz, Edward. Siempre te recordaremos con cariño y admiración.









