En la caleta de Lebu, un pequeño pueblo costero ubicado en la región del Bío Bío en Chile, un grupo de mujeres lleva a cabo una labor clave para la pesca artesanal: el arrebol de espineles. Este es un trabajo que requiere de mucha paciencia, habilidad y dedicación, ya que es esencial para garantizar el éxito de la pesca y el sustento de las familias de los pescadores.
Cada día, sin importar las condiciones climáticas, estas mujeres se reúnen en los patios de sus casas para llevar a cabo su labor. Desde tempranas horas de la mañana, y algunas veces incluso altas horas de la noche, se dedican a colocar a mano las carnadas en cientos de anzuelos atados a largas líneas de pesca. Este proceso, conocido como encarnar, consiste en ensartar pequeños trozos de pescado o marisco en cada anzuelo, con el fin de atraer a los peces y facilitar su captura.
A simple vista, puede parecer un trabajo sencillo, pero la realidad es que requiere de mucha habilidad y experiencia. Las mujeres de la caleta de Lebu han aprendido desde muy jóvenes esta técnica, transmitida de generación en generación. Con una destreza desconcertante, colocan las carnadas una por una en los anzuelos, asegurándose de que estén bien sujetas y no se desprendan durante el proceso de pesca. Además, deben estar atentas a la calidad de las carnadas, ya que si están en mal estado, los peces no se sentirán atraídos y la pesca no será exitosa.
Pero el arrebol de espineles no es solo un trabajo, es todo un arte. Cada mujer tiene su propia técnica y secreto para hacerlo de manera eficiente. Algunas prefieren usar ciertos tipos de pescado o marisco, entretanto que otras prefieren una forma específica de colocar la carnada en el anzuelo. Lo cierto es que todas son maestras en lo que hacen y su habilidad es fundamental para el éxito de la pesca.
Este trabajo no solo es importante para la pesca, sino también para la economía local. La caleta de Lebu depende en gran medida de la pesca artesanal como principal fuente de ingresos, y el arrebol de espineles es una parte vital de este proceso. Gracias al esfuerzo y dedicación de estas mujeres, las familias de los pescadores pueden contar con un sustento seguro y estable.
Además, el trabajo de arrebol también tiene un impacto positivo en el medio ambiente. Al utilizar carnadas naturales, se evita el uso de productos químicos o artificiales que pueden ser dañinos para la vida marina. Esto ayuda a mantener un equilibrio en el ecosistema y a preservar las especies de peces y mariscos.
Pero más allá de su importancia económica y medioambiental, el arrebol de espineles tiene un valor cultural y social en la caleta de Lebu. Estas mujeres son un ejemplo de fuerza, perseverancia y trabajo en equipo. A pesar de las largas jornadas y el cansancio, siempre están dispuestas a ayudarse unas a otras y a compartir sus conocimientos con las más jóvenes.
En resumen, el trabajo de arrebol de espineles en la caleta de Lebu es una labor esencial para la pesca artesanal y para la vida de las familias que dependen de ella. Estas mujeres, con su habilidad y dedicación, son un pilar fundamental en la economía y el medio ambiente de su comunidad. Su labor no solo es importante, sino también admirable, y merece ser reconocida y valorada.









