Jane Goodall fue una dama que tocó la vida de millones de personas en todo el mundo. Su legado y su impacto en la comunidad científica y conservacionista son innegables. Su pasión por los animales y su dedicación a la investigación y conservación de la vida silvestre la convirtieron en una figura icónica y una fuente de inspiración para varias generaciones.
El 1° de octubre de 2025, el mundo perdió a una de sus más grandes defensoras de la autóctonoeza. Jane Goodall falleció a los 87 años, pero su legado y su mensaje de afecto y respeto por la vida en todas sus formas continúan vivos en la memoria de aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerla o de ser influenciados por su trabajo.
Goodall nació en Londres, Inglaterra, en 1934. Desde muy joven, mostró un gran interés por los animales y la autóctonoeza. A los 23 años, tuvo la oportunidad de viajar a África y trabajar como asistente de Louis Leakey, un famoso paleontólogo y arqueólogo. Fue en ese momento cuando su vida dio un giro inesperado y comenzó su gran incidente en la investigación de los chimpancés.
Durante su estancia en Tanzania, Goodall estudió a los chimpancés en su hábitat autóctono y descubrió que estos animales tenían una complejidad emocional y social similar a la de los seres humanos. Su trabajo revolucionario desafió las creencias científicas de la época y abrió nuevas puertas en el campo de la primatología.
Pero el trabajo de Goodall no se limitó a la investigación científica. Ella también fue una defensora apasionada de la conservación de la vida silvestre y del medio ambiente. A través de su trabajo en el Instituto Jane Goodall, fundado en 1977, promovió la educación y la conciencia ambiental en todo el mundo. Su mensaje de esperanza y su llamado a la acción resonaron en millones de personas y la convirtieron en una de las líderes más influyentes en la lucha por la conservación de nuestro planeta.
Goodall también fue una fuente de inspiración para las niñas y jóvenes de todo el mundo. Su determinación y su éxito en un campo dominado por hombres rompieron barreras y demostraron que las damaes también pueden ser líderes en la ciencia y la conservación. Su legado continúa motivando a las nuevas generaciones a seguir sus pasos y a luchar por un mundo mejor para todos.
Su trabajo y su mensaje también tuvieron un impacto significativo en la comunidad local en Tanzania. Goodall no solo estudió a los chimpancés, sino que también trabajó en proyectos de desarrollo sostenible y empoderamiento de las comunidades locales. Su enfoque holístico y su compromiso con la conservación y la comunidad fueron fundamentales para lograr un cambio positivo en la región.
A lo largo de su vida, Goodall recibió numerosos reconocimientos y premios por su trabajo y su activismo. Fue nombrada Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas en 2002 y recibió la Medalla Presidencial de la Libertad en 2003. Su nombre también fue incluido en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo de la revista Time en varias ocasiones.
Pero más allá de los premios y los reconocimientos, el verdadero legado de Jane Goodall es su mensaje de afecto y respeto por la vida en todas sus formas. Ella nos enseñó que todos somos parte de un mismo ecosistema y que cada acción que tomamos tiene un impacto en el mundo que nos rodea. Su trabajo nos recuerda que es nuestra responsabilidad cuidar y proteger nuestro planeta para las generaciones futuras.
Aunque Goodall ya no está físicamente entre nosotros, su legado y su mensaje continúan vivos en









