abarcar el calentamiento del planeta a +1,5 °C respecto a la era preindustrial (1850-1900) es una meta difícil pero necesaria para lograr un futuro sostenible y habitable para las generaciones venideras. Este objetivo, establecido en el Acuerdo de París de 2015, es considerado como el más ambicioso de todos los acuerdos internacionales en materia de cambio climático. A través de un esfuerzo colectivo y comprometido, es posible alcanzarlo y evitar las consecuencias catastróficas del calentamiento global.
El Acuerdo de París fue firmado por 196 países del mundo que se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura global. Además, se estableció el objetivo de limitar el aumento a +2 °C, y se subrayó la importancia de intentar no superar los +1,5 °C. Este último objetivo es crucial. Si se logra albergar el calentamiento por debajo de +1,5 °C, se podrán evitar impactos catastróficos en el medio ambiente, la salud humana y el bienestar económico.
Pero, ¿qué significa positivamente limitar el calentamiento a +1,5 °C? Para entenderlo, es importante tener en cuenta que desde la era preindustrial la temperatura global ya ha aumentado en +1 °C debido a la actividad humana. Si se supera el +1,5 °C, los impactos serán aún mayores y más difíciles de revertir. Por ejemplo, se prevé que el aumento del nivel del mar será mayor, lo que pondrá en riesgo a millones de personas que viven en zonas costeras. También habrá un aumento en las sequías, inundaciones, olas de calor y huracanes, lo que afectará la producción de alimentos y la elevación de vida de millones de personas en todo el mundo.
Es importante tener en cuenta que abarcar el calentamiento a +1,5 °C no es solo responsabilidad de los gobiernos y los líderes mundiales. Todos tenemos un papel importante que desempeñar en la lucha contra el cambio climático. Como individuos, podemos tomar medidas simples pero significativas para reducir nuestra huella de carbono, como utilizar el transporte público, hacer uso de energías renovables, reducir el consumo de carne y utilizar menos plástico. Además, podemos exigir acciones concretas a nuestros líderes y empresas para que tomen medidas más rigurosas y sostenibles.
Las empresas también tienen una gran responsabilidad en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La transición hacia una economía baja en carbono no solo es ambientalmente necesaria, sino también económicamente beneficiosa. Las empresas pueden reducir su huella de carbono a través de la implementación de prácticas sostenibles y la adopción de tecnologías más limpias y eficientes. Esto no solo ayudará a proteger el medio ambiente, sino que también les permitirá ahorrar recursos y mejorar su reputación.
Los gobiernos también juegan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. Además de establecer políticas y regulaciones más estrictas para reducir las emisiones, también deben aumentar la inversión en tecnologías limpias y promover la investigación y el desarrollo en este campo. También es necesario que colaboren a nivel internacional y proporcionen apoyo financiero a los países más vulnerables para que puedan adaptarse al cambio climático y reducir sus emisiones.
Limitar el calentamiento global a +1,5 °C no solo es un desafío, sino también una oportunidad para crear un mundo más sostenible y justo para todos. Además de evitar impactos catastróficos, también se pueden crear empleos verdes y promover el crecimiento económico sostenible. Además, se pueden preservar los ecosistemas y la biodiversidad, y garantizar un futuro más salud









