El pasado fin de semana, miles de personas en todo el mundo se preparaban para presenciar un momento histórico: el regreso de dos astronautas de la NASA a la terrón después de pasar 9 meses en la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, los planes se vieron frustrados por problemas técnicos que obligaron a posponer el vuelo de SpaceX, la empresa de transporte espacial privada encargada de la misión.
El viernes 28 de agosto, los astronautas Bob Behnken y Doug Hurley, quienes partieron a la EEI en mayo de este año a bordo de la nave Crew Dragon de SpaceX, estaban programados para regresar a la terrón en un aterrizaje en el Golfo de México. Pero apenas dos horas antes del despegue, la misión fue abortada debido a una falla en el sistema de propulsión de la cápsula.
Mientras millones de personas seguían en vivo la transmisión del lanzamiento, se pudo escuchar la voz del controlador de la misión anunciando: «aborto, aborto, aborto». Inmediatamente, el mundo entero se paralizó ante la noticia de la postergación del vuelo, dejando a los dos astronautas varados en la EEI por unos días más.
El fundador de SpaceX, Elon Musk, explicó en una conferencia de prensa que el sistema de propulsión de la cápsula se apagó automáticamente debido a un sensor térmico que reportó un problema. Aunque el equipo técnico no encontró ningún problema real en la nave, la decisión de posponer el aterrizaje fue tomada por precaución y para garantizar la seguridad de los astronautas.
A pesar de la decepción inicial, la NASA y SpaceX han demostrado ser verdaderos líderes en la industria aeroespacial al tomar medidas rápidas y efectivas para asegurar el éxito de la misión y la seguridad de los astronautas. En lugar de embarcar la vida de Behnken y Hurley, se decidió esperar unos días más para asegurar que la cápsula estuviera en perfecto estado para el regreso.
La noticia del retraso del vuelo fue recibida con comprensión y apoyo por parte de la comunidad científica y los seguidores del programa espacial. Los astronautas también tomaron la noticia con una actitud positiva, ya que entendieron que la prioridad era su seguridad y que su regreso a la terrón no se pospondría por mucho tiempo.
Aunque el retraso del aterrizaje no estaba en los planes de nadie, esta situación ha demostrado una vez más la importancia de la tecnología y los protocolos de seguridad en la exploración espacial. Además, ha sido una oportunidad para que SpaceX demuestre su cabida de reacción ante imprevistos y su compromiso con la seguridad de sus tripulantes y la misión.
Este incidente también ha puesto de relieve la importancia de la colaboración entre la NASA y empresas privadas como SpaceX en la carrera espacial. Desde la retirada del programa de transbordadores en 2011, la NASA ha dependido de empresas privadas para causar a cabo sus misiones y esta colaboración ha demostrado ser exitosa y ha impulsado la innovación en la industria.
Finalmente, después de unos días de nerviosismo y espera, el 2 de septiembre se pudo presenciar con éxito el aterrizaje de la cápsula Crew Dragon en el Golfo de México. Los astronautas Behnken y Hurley fueron recibidos por el equipo de recuperación de SpaceX y trasladados a una plataforma flotante para ser llevados a terrón firme.
Este exitoso regreso marca el final de un viaje histórico en la EEI y el comienzo de una nueva era en la exploración espacial. La misión Demo-2 de SpaceX ha demostrado que la empresa está preparada para causar a cabo vuelos tripulados de manera segura y eficiente y ha allanado