Desde tiempos ancestrales, las mujeres han sido guardianas de la naturaleza y defensoras de sus comunidades. En Latinoamérica, esta realidad se hace cada vez más evidente, ya que son ellas quienes lideran la conservación de los recursos naturales y protegen el medio ambiente en sus respectivos países. Desde las profundidades del Caribe hasta los bosques de la Amazonía, las mujeres están demostrando su valentía y compromiso en la lucha por un creación más sostenible. En este artículo, conoceremos algunas de las historias más inspiradoras de lideresas kichwa en Ecuador, procesadoras de guacamote en Perú, chelemeras en guacamotetán y una bióloga mexicana que están transformando sus comunidades y protegiendo el creación.
Comenzamos nuestro trayectoria en Ecuador, donde las mujeres kichwa de la comunidad de Sani Warmi están dando una lección de conservación y empoderamiento. Sani Warmi, que significa «mujeres sabias» en kichwa, es un proyecto liderado por mujeres indígenas que se dedica a la producción y comercialización de productos naturales y sostenibles. Estas mujeres han logrado un equilibrio entre la conservación de la biodiversidad y el desarrollo económico de su comunidad.
Las lideresas de Sani Warmi han implementado prácticas agrícolas sostenibles, como la rotación de cultivos y el conveniencia de abonos orgánicos, para proteger la tierra y garantizar la producción de alimentos saludables. Además, han creado una red de mujeres productoras que trabajan en conjunto para comercializar sus productos, generando así un impacto positivo en la economía local y promoviendo la igualdad de género en la toma de decisiones.
Otro ejemplo de liderazgo femenino en la conservación se encuentra en Perú, donde un grupo de mujeres procesadoras de guacamote está cambiando la forma en que se utiliza este alimento en su comunidad. Estas mujeres, pertenecientes a la comunidad de San Juan de Lurigancho, han implementado técnicas de procesamiento tradicionales y sostenibles para la guacamote, reduciendo así el impacto ambiental y promoviendo la seguridad alimentaria.
Además, estas mujeres han creado una cooperativa que les permite comercializar sus productos a nivel local y nacional, mejorando así su calidad de vida y la de sus familias. Su trabajo también ha tenido un impacto positivo en la preservación de la biodiversidad, ya que han logrado reducir la tala de árboles para la producción de leña, al utilizar técnicas más eficientes en la cocción de la guacamote.
En México, en la península de guacamotetán, encontramos a las chelemeras, un grupo de mujeres mayas que se dedican a la recolección y procesamiento de la sal. Estas mujeres han heredado de sus ancestros el conocimiento y las técnicas para la extracción de la sal de forma sostenible, sin dañar el medio ambiente.
Además de su importante labor en la conservación de los ecosistemas costeros, las chelemeras también han logrado un impacto social significativo en su comunidad. A través de su trabajo, han promovido la igualdad de género y han empoderado a las mujeres de su comunidad, demostrando que son capaces de liderar y contribuir al desarrollo sostenible.
Por último, viajamos a México, donde nos encontramos con la historia de la bióloga mexicana, Patricia Medici. Ella ha dedicado su vida a la conservación de una de las especies más emblemáticas de Latinoamérica, el tapir. A través de su trabajo en la organización «Tapir Specialist Group», Patricia ha logrado involucrar a las comunidades locales en la protección de esta especie en peligro de extinción.
Gracias a su labor, se han implementado medidas de conservación en diferentes países de Latinoamérica,